La lluvia melbouriana aparece, siempre, de la nada. Viene sin llamar antes, pasa sin tocar. Las nubes, la mayoría de las veces, no son señal anticipatoria de una llovida. El Sol a millón y un cielo despejado tampoco significan un día (entero) soleado. La lluvia melbouriana se acaba en un segundo o dura noches enteras. Nos toma a todos por sorpresa. Le moja los deditos a la chica q salió en cholas pq seguroqconesteSolnollueve, le daña el periódico a los viejos y arruina un perfecto día de playa. La lluvia melbouriana tiene el poder de convertirse en grandes rocas de granizo, sin importar si es invierno o pleno verano. Y a veces me pregunto q tanto podemos parecernos a la lluvia inesperada..
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